Madrid, capital del Reino. Es la denominación conocida por todos, pero bien es verdad que debería completarse la frase con una colegiala tal que ‘de la tortilla’. Porque lo cierto es que en Madrid uno puede encontrar una oferta tan amplia y variada de tortillas que esa denominación no deja de ser exagerada. Prueba de la variedad la podemos encontrar en Ocafú, hermano pequeño de la Pénela. Un concepto gallego fusión que hace de su Tortilla de Betanzos Ocafú, su plato bandera.

Lo primero que hay que decir de Ocafú es que al venir bajo el paraguas de la Penela uno ya entra con las expectativas por todo lo alto. No es para menos. Y ellos, conocedores de esto bien que se lo trabajan también, cuidando los detalles, servicio, instalaciones y carta. La primera impresión al entrar en cualquiera de los Ocafú que hay por Madrid es de sitio de calidad.

Pero no nos desviemos, nuestra visita a Ocafú Prado vino motivada por la Tortilla de Betanzos. Los Grosserys siempre hemos sido amantes de las tortillas poco cuajadas y todos sabemos que en ese terreno como los gallegos, ningunos.

La tortilla de Betanzos de Ocafú es un excelente entrante para compartir. Puede venir en 2 formatos, pequeña o grande, y nosotros siendo 4 pedimos la grande.

La tortilla llega en plato, con pala de corte y servicio y es entonces cuando empieza el espectáculo. Uno se corta la tortilla al gusto, generalmente en mitades y el desparrame de huevo y patata comienza a fluir.

El sabor es intenso a patata gallega, es curioso que cuando uno prueba una patata gallega redescubre el verdadero sabor del extendido tubérculo. La cocción es perfecta, no es aguada, es fluida, semilíquida, perfecta.

Para algunos este tipo de tortilla puede ser ‘excesivamente’ líquida, para otros es la perfección en tu mesa. no deja de ser una tortilla de Madrid, que no es poca cosa.