Uno cuando no sabe que hacerse para comer o cenar suele recurrir a lo primero que pilla. Y uno de esos recursos de última hora que deben estar presentes por lo menos una vez al mes son los tortellini. Los grandes olvidados.

No se sabe bien porqué pero los tortellini y ravioli son los patitas feos de la cocina italiana en casa. Siempre recurrimos a la pasta sencilla y/o a la pizza, pero quizá sea por su mayor tiempo de cocción, nuestros amigos de la pasta rellena son pocas veces invitados a nuestra mesa.

Pues bien, una vez ya en el agua hirviendo, agua con sal, albahaca y de todo lo habido en nuestra despensa es el momento de decidir con qué los acompañamos.

La opción clásica es con nata. Tu y yo lo sabemos. Pero y si le ponemos algo más? Prueba a poner unas tiras de bacon en una sartén, sin aceite como si se tratase de una carbonara… Añade un poco de nata y algo del agua de la cocción de los tortellini. Después podemos poner unos trozos de queso blando que tengamos para que se derrita fácilmente y a continuación una buena dosis de Pedro Ximénez, el elixir de los groseros.

Obtendremos de esta maneta una salsa realmente sabrosa, diferente, cremosa pero contundente, que al mezclarla con los tortellini nos dará como resultado un plato ciertamente muy grosero. No dejéis de probarlo!

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